martes, 2 de febrero de 2010

Los kioskos de Merida tendrán dos años para adaptarse a un nuevo diseño



El Ayuntamiento de Mérida tratará de homogeneizar el diseño de los quioscos de la ciudad, una actividad en principio menor pero que tiene su importancia en la imagen de una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad.
Los técnicos municipales ya trabajan en la elaboración de un nuevo modelo que sea de obligado cumplimiento para los responsables de estas concesiones en la ciudad, quienes disponen de un plazo de dos años para adaptarse a las características técnicas que sean aprobadas por el Gobierno local.
Esta medida parte de la nueva Ordenanza de Ocupación de la Vía Pública, en vigor desde el pasado mes de octubre. Esta norma municipal regula todo tipo de actividades en la vía pública, para las que se exige unas condiciones especiales. Abarca cuestiones como contenedores de obras, andamios y vallas, terrazas y veladores, venta ambulante y funcionamiento de quioscos y churrerías.
La ordenanza señala en su Disposición Transitoria primera que los titulares de concesiones, autorizaciones o licencias para ocupación de vía publica con quioscos y churrerías dispondrán de un plazo de dos años para adaptarse al nuevo modelo. En caso contrario, se procederá de oficio a la revocación del permiso municipal, lo que implicará la retirada de las instalaciones que ocupen la vía pública.
El texto también recoge que en un plazo máximo de dos meses desde la aprobación de la citada ordenanza la Junta de Gobierno Local debía aprobar el nuevo modelo de quiosco, algo que aún no se ha llevado a cabo a pesar de que la normativa está en vigor desde el pasado 15 de octubre. Pero no habrá que esperar mucho tiempo. Como indica el concejal de Recursos Humanos y Patrimonio, Juan Espino, técnicos de las delegaciones de Sanidad y de Urbanismo trabajan en la actualidad en el diseño de las nuevas características técnicas.
En cierto modo, el Consistorio incumple su propia norma, por lo que se puede presumir que también será flexible en su aplicación. De un modo u otro, el objetivo para el Gobierno local sigue siendo solucionar de una vez por todas la disparidad de criterios estéticos de los quioscos y churrerías de la ciudad. «La idea es que este año se pueda iniciar la adaptación», señala Juan Espino.
En cualquier caso, se contará con los actuales concesionarios y se intentará que el nuevo modelo sea económico y que no dependa de una sola empresa suministradora con el objetivo de facilitar su adquisición y de que su coste no suponga ningún beneficio extra para una firma concreta.
La propuesta de un diseño único y de obligado cumplimiento no sólo persigue homogeneizar la imagen de estas instalaciones, sino también «regularizar la situación de algunos quioscos», según apunta Espino, ya que en algunos casos se mantiene la concesión de negocios que ya están cerrados.
Esta medida afectará a más de una treintena de negocios de la ciudad, aunque en algunos casos ya se ha procedido a una reciente renovación. El Consistorio emeritense tiene censados en la actualidad (con datos actualizados en junio del pasado año) 26 quioscos de prensa y chucherías y siete churrerías, las dos modalidades de instalaciones que contempla la Ordenanza de Ocupación de la Vía Pública.
Varios intentos
La iniciativa de implantar un modelo uniforme no es nueva, sino que ya ha sido puesta en marcha, con escaso éxito, por parte de anteriores corporaciones. Es un asunto pendiente que se hereda legislatura tras legislatura.
El intento más serio se hizo en el año 2005 con la modificación de la Ordenanza reguladora de la instalación de quioscos (ahora derogada). Entonces se dio un plazo de tres meses a los concesionarios de estos negocios para que convalidasen su licencia a la nueva normativa. Asimismo, establecía un plazo de medio año para adaptarse a un nuevo modelo aprobado por los técnicos municipales.
Sin embargo, este nuevo diseño sólo se adoptó en puntos concretos de la ciudad, como los quioscos que se encuentran en la Puerta de la Villa, la Plaza de España y la calle Santa Eulalia. También se aplicó en el caso de nuevas aperturas, como en la churrería de la Zona Sur.
El delegado de Patrimonio, Juan Espino, señala que el modelo en el que se trabaja en la actualidad no presentará muchas modificaciones con el que se aprobó en 2005, de modo que en principio no será necesario que los quioscos que entonces aceptaron el cambio asuman ahora otra renovación. Eso sí, se intentará que todas las instalaciones de la ciudad, de una vez por todas, tengan un diseño homogéneo, seguro e identificado con Mérida.

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