lunes, 3 de mayo de 2010

Extracto del epílogo del libro "Pies para quiosquero: quinta temporada"




Han pasado cinco años desde que nos hicimos cargo de un quiosco en el Eixample de Barcelona y casi el mismo tiempo que venimos narrando nuestra experiencia en Pies para quiosquero. Un lustro vendiendo prensa y explicando lo que eso implica a cuantos han querido leernos.

Nuestra idea al concebir el blog fue principalmente la de desahogarnos un poco cuando, al llegar a casa baldados, repasábamos las incidencias del día. Pronto nos dimos cuenta de que aquellas anécdotas que explicábamos mosqueados a familiares y amigos les provocaban un efecto distinto al nuestro. Donde nosotros nos indignábamos, ellos se asombraban. Donde nosotros nos enfadábamos, ellos se desternillaban. Enseguida nos dimos cuenta de que su punto de vista era el acertado. A la que logramos tomar una cierta distancia y observar nuestras aventuras con la mirada de alguien ajeno a la labor del vendedor de prensa nos sorprendió descubrir lo interesante que puede resultar el trabajo a pie de calle, el contacto directo y constante con gentes tan distintas y, lo más impactante, lo estrambótica e inenarrable que puede ser la relación entre un comerciante y sus proveedores cuando los segundos tienen el poder de hacer lo que les dé la gana con los primeros.

De este modo, el blog asumió muy pronto una doble función. Por una parte la de ayudarnos a ser espectadores de nuestra propia vida y por tanto a reírnos de nosotros mismos. Por otra, la de entretener y divertir a familiares y amigos, evitándonos de paso el tostón de repetir nuestras cuitas una y otra vez.

A partir de ese momento fue la red la que hizo todo el trabajo. Poco a poco fueron pasando por nuestro blog nuevos e inesperados visitantes que con mayor o menor asiduidad regresaban para descubrir el asombroso mundo de los quiosqueros.

[...]

Si alguno de los millones de lectores que se acercan diariamente a un quiosco supiera lo que se cuece alrededor de un negocio tan pequeño se llevaría las manos a la cabeza. Los quiosqueros formamos un grupo totalmente desorganizado en el que facciones enfrentadas se atacan mutuamente mientras nuestros competidores se parten de risa.

Mientras los quiosqueros no ofrezcan una postura unida, aunque sea alrededor de unos mínimos, ante las distribuidoras, éstas continuarán haciendo con nosotros lo que quieran. Cobrarán portes. Aumentarán las fianzas. Cortarán el servicio a quien les hable mal. Fijarán los márgenes de beneficio. Decidirán qué debemos vender, cuánto debemos recibir y cómo lo debemos exponer. Serán, en definitiva, los dueños de nuestro negocio.

Mientras los quiosqueros no nos pongamos de acuerdo sobre de qué modo queremos hacer nuestro trabajo, los editores seguirán haciendo las revistas del tamaño que les dé la gana, pondrán precios irrisorios a enormes cartones y nos dirán dónde debemos colocarlos y por cuánto tiempo. Nos utilizarán para vender los primeros números de las colecciones y luego nos robarán los lectores con descuentos y regalitos que noso-tros no podemos ofrecer. Decidirán que una revista que pesa medio quilo y ocupa dos palmos de mostrador debe venderse a medio euro y se encargarán de que nos lleguen cientos de ellas para deslomarnos por unos pocos céntimos. Nos obligarán a recortar cupones y nos cobrarán por los que perdamos el precio que les dé la gana. Serán, en definitiva, los dueños de nuestro negocio.

Mientras los quiosqueros no le exijamos a nuestras asociaciones que pongan los intereses del asociado por encima de los de la asociación, las empresas de publicidad pagarán lo que quieran a quien quieran, establecerán en los contratos cláusulas abusivas, explotarán la única parte de nuestro negocio que puede dar buenos beneficios y nos dejarán que malvivamos con unas publicaciones que cada día se venden peor. Serán, en definitiva, los dueños de nuestro negocio.

Mientras los quiosqueros no seamos capaces de escoger a alguien que nos represente de manera clara y profesional frente a las administraciones públicas, éstas seguirán sin vernos como empresarios, nos negarán la posibilidad de abrir nuevas líneas de negocio, decidirán cómo debe ser nuestro centro de trabajo y lo rellenarán de cachivaches que respondan a sus intereses y no a los nuestros, al tiempo que se quedan con la gestión de lo que nos proporciona más beneficios. Serán, en definitiva, los dueños de nuestro negocio.

Mientras los quiosqueros no nos organicemos para centralizar las compras de atípicos, los proveedores de chicles, caramelos, cartas y juguetitos varios nos abarrotarán los mostradores con cajas enormes y colgarán por todo el quiosco expositores cuya finalidad no es tanto vender como promocionar sus productos de manera gratuita. Nos cobrarán los productos más caros que el precio de venta en las grandes superficies. Se permitirán el lujo de jugar con la ansiedad de nuestros clientes cortando repentinamente el suministro de los productos que mejor se venden para generar expectativas sobre sus próximos lanzamientos cuyo resultado en ventas desconocemos. Se desharán de sus stocks invendibles inundando nuestros quioscos de productos perecederos y luego se desentenderán del asunto esperando que nosotros nos los comamos o aceptemos que nos los cambien por otro producto invendible pero sin fecha de caducidad. Serán, en definitiva, los dueños de nuestro negocio.

Mientras, en fin, los quiosqueros no tomemos consciencia de que somos pequeños empresarios y no asalariados de vaya usted a saber quién. Mientras no dejemos a un lado nuestras viejas rencillas y nos sentemos a una mesa con la mente abierta para fijar unos objetivos mínimos sobre los que presentar un frente unido. Mientras permitamos que todo el que tiene un interés particular en el sector nos mangonee a su antojo y buscando su propio beneficio, a cambio de promesas vacías y las migajas de su negocio. Mientras nos comportemos como politicuchos de tres al cuarto y nos dediquemos a insultarnos y a gritarnos “y tú más” en vez de buscar soluciones a nuestros problemas. Mientras nos limitemos a despreciar o insultar a cualquiera que intente proponer cualquier cosa sin apenas escucharlo y, por supuesto, sin lanzar una propuesta alternativa. Mientras pasemos el día quejándonos y mirándonos el ombligo sin luchar por nuestros intereses. Mientras pongamos nuestras diferencias por delante de lo que nos une. No seremos, en definitiva, los dueños de nuestro negocio.

La situación de los quioscos es más precaria que nunca y ha llegado el momento de cambiar de rumbo o desaparecer. El mundo está cada vez más preparado para vivir sin quioscos y nadie va a venir a ofrecernos soluciones milagrosas. Nadie llorará por nosotros. O decidimos qué queremos ser de mayores o nos dedicamos a otra cosa.

Quiosquero deja el quiosco y por tanto el blog ya no tiene sentido tal y como fue concebido. Ya no habrá más anécdotas que contar, ni más conversaciones con clientes que transcribir. Se han acabado las disputas con las distribuidoras y las charlas con Superwaiter. Pero ni Quiosquero ni el blog están muertos. En adelante, ahora sí, el blog será casi exclusivamente lo que muchos quiosqueros demandaban: el primer medio de comunicación digital especializado en el mundo del quiosco.

Una vez nos hayamos adaptado a la nueva situación empezaremos a introducir cambios en el blog. Sin prisas. Nuevas secciones, nuevos contenidos. Herramientas al servicio de los quiosqueros que quieran utilizarlas para conseguir avances beneficiosos para todos. Si los quiosqueros entienden que esta labor les beneficia y deciden participar de forma constructiva y educada nos pondremos a su servicio. Si no lo hacen, nos pon-dremos al nuestro y nos centraremos en aquellas cosas que más nos interesen. Y si la cosa no funciona entenderemos que los quioscos están destinados a desaparecer, nos quitaremos del medio y dejaremos de perder el tiempo en una causa perdida.

No quiero despedirme sin antes dejar una cosa bien clara. Pese a que en alguna ocasión nos lo han propuesto (y no se me ocurre proposición más indecente) no tenemos ninguna intención de montar una asociación. Visto lo visto, con las que hay sobra. Pies para quiosquero es un medio de comunicación, y como tal apoyará a cualquier asociación que emprenda iniciativas que, a nuestro juicio, beneficien a los quiosqueros y criticará aquellas que en nuestra opinión los perjudique. Siempre desde nuestro subjetivo punto de vista y asumiendo siempre que cometeremos errores.

Muchas gracias a quienes nos habéis acompañado a lo largo de estos cinco años. Esperamos que en esta nueva etapa encontréis también algo digno de vuestro interés. Y, por supuesto, con quiosco o sin él, con o sin blog, siempre que os apetezca intercambiar unas líneas por correo electrónico o, mejor aún, recordar viejas anécdotas alrededor de unas cervezas y una tapita de jamón, ya sabéis donde encontrarnos.

Hasta siempre.

http://quiosquero.blogspot.com/

4 comentarios:

chapu dijo...

vamo mas claro imposible , saludos , siempre aprendiendo de ti.

BANDOLERA dijo...

YES.....

Paula dijo...

Extracto del epílogo del libro "Pies para quiosquero: quinta temporada"

Coño, una persona sana, y con los cinco sentidos.

Da gusto leer el extracto.

Enhorabuena.

Isidro dijo...

¡¡Amen!!