SEBASTIÀ VERD
Los quioscos de prensa han sido tradicionalmente el último eslabón –sólo comparable con los repartidores– que une las redacciones de los periódicos con sus lectores y entre ellos, qué duda cabe, el quiosco por excelencia es aquel que está en plena calle, con su arquitectura propia, formando parte del paisaje urbano.
¿Se imaginan ustedes la Rambla barcelonesa o la Gran Vía madrileña sin quioscos?
Muchas ciudades en todo el mundo presumen de sus quioscos, auténticos escaparates de la multioferta informativa cuando no existía Internet, hasta tal punto que han pasado a ser iconos que les representa.
Su imagen identifica a una ciudad.
Todo lo contrario de lo que ocurre en Palma, dónde los quioscos, los pocos que iban quedando, han perdido su carácter y hasta, por lo que se ve, su rentabilidad.
Los últimos que permanecían abiertos acaban de cerrar y, en el mejor de los casos, si el ayuntamiento consigue resolver el problema, no volverán a exponer diarios y revistas hasta pasado el verano. O vaya usted a saber hasta cuándo.
El problema no es nuevo. Hace unos años, coincidiendo con el cambio de siglo, una nueva empresa se hizo con la concesión de los quioscos de Palma desbancando a la distribuidora que hasta entonces los había regentado.
Algunos quioscos como el del Born eran punto de encuentro obligado en el que los lectores solían comprar su periódico preferido o comparar portadas para conocer la oferta informativa del día y comprobar hacia dónde escoran los titulares.
El quiosco es un elemento importante para la vida ciudadana, pero –como es inevitable– también son víctimas de una crisis que no ha pasado de largo.
Y la nueva empresa, que se las prometía felices con sus diecisiete puntos de venta, se ha visto obligada a ir cerrándolos uno a uno.
Ya en febrero anunció al ayuntamiento que tiraba la toalla, aunque su intención era mantener abiertos los más rentables unos meses más.
La semana pasada cerraron los últimos y Palma se ha convertido en una de las pocas capitales del mundo –y eso que presume de ser la capital turística– sin quioscos de prensa.
Hasta es posible que sea la única, puesto que no tenemos noticia de que se dé esta circunstancia en ningún otro lugar.
¿Han desaparecido definitivamente?
¿Se desmontarán y pronto nos olvidaremos de que existieron?
Aunque sea por puro romanticismo no debiera ser así. Al periodismo le quedan muchos otros escaparates, pero el contacto con los lectores, es decir con los ciudadanos, es más directo en este espacio que en ningún otro escenario, incluso, probablemente, en Internet, porque en el ciberespacio todavía no se han desplegado todas sus potencialidades.
Precisamente, el futuro de los quioscos estaría en que también ellos desplegasen todo el potencial que aún les queda. Dicen que el ayuntamiento contempla, en el pliego de condiciones del nuevo concurso de explotación, su conversión en oficinas turísticas.
No es un mal destino y alguno sí podría reconvertirse, aunque ya saben en el ayuntamiento lo que cuesta mantener activa una oficina turística. O tal vez encontrar soluciones que compatibilicen éstas o más actividades. Al fin y al cabo de lo que se trata es de ser imaginativos e impedir que desaparezcan del mapa.
Cualquier capital europea es reconocible por su mobiliario urbano, desde los quioscos a las cabinas de teléfono –otra infraestructura comunicativa en vías de extinción– o los buzones de correo. En Palma, no. Por fortuna la salvan sus monumentos, porque a pie de calle el fracaso es absoluto.El ayuntamiento tiene ahora la oportunidad de deshacer un entuerto que viene de pasadas legislaturas. Debiera haberlo hecho ya, porque desde febrero sabía que iba a ocurrir.
No es posible que Palma sea, como es ahora mismo, la única ciudad del mundo sin quioscos de prensa.
http://www.diariodemallorca.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009062500_5_477915__Opinion-Palma-quioscos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Hoy escribía esto:
Informando de los juegos ilícitos de la distribuidora rotger, Rotger acapara la prensa que se distribuye en las baleares, no se han preguntado porqué los kioskos han cerrado, Rotger tiene el monopolio informativo, es el único que puede vender a los minoristas, de modo que usando esa exclusividad impone sus reglas abusivas y los establecimientos, estancos, kioskos, etc... Se ven obligados a cerrar o dejar de suministrarnos la información. Hasta el punto de que los únicos que pueden sobrevivir son los mismos que pertenecen a la misma Rotger, Un ejemplo: Cuando un vendedor de prensa, compra X cantidad de periódicos, de siempre los que no se vendían eran devueltos al mayorista y con ellos el importe, no había pérdidas, ahora Rotger impone un mínimo de venta, si no se venden te jodes, pierdes el dinero y así con todo, revistas, periódicos, bonos de transporte, etc...La señora propietaria del estanco que me dió esta información, contactó directamente con el periódico El País para poder venderlo en su estanco, la telefonista asombrada dijo que por supuesto iba a recibir el periódico, varios días después le devolvieron la llamada diciendo que sintiéndolo mucho tenían un convenio exclusivo con la distribuidora Rotger y nada podían hacer.
Buscando en internet acerca de esta misteriosa desaparición,la de los kioscos de prensa en palma, me preguntaba que información tienes al respecto. gracias. un saludo.
Hola Juventudes, gracias por tu visita y por tu comentario.
En la parte derecha de la pagina principal, tienes un monton de links en los que puedes pinchar, todos son relaccionados con el mundo de la prensa y los kioskos ( asociaciones, etc), seguro que en ellos puedes conseguir la información que estas buscando, pues yo no dispongo de ella.
Un saludo.
Publicar un comentario